(Basado en una tesis defendida en
Mayo de 2000 / Banca Examinadora: Marcelo
Jasmin, IUPERJ (Presidente), Edmundo Campos Coelho, IUPERJ (Orientador), Otávio
Velho, PPGAS, Rafael Bayce, UDELAR, Fátima Tavares, UFJF)
1ª edición WEB elMontevideano
Laboratorio de Artes / 2018
PRIMERA ENTREGA
INTRODUCCIÓN
Tanto en el
mundo como en nuestras sociedades, se generalizan aceleradamente prácticas,
creencias y formas de sensibilidad que no pueden ser subsumidas en los
diagnósticos ya existentes. Cada vez más, vemos personas dedicadas a
actividades difíciles de catalogar, las cuales parecen heterogéneas, inconexas,
desvinculadas, meros reflejos de una situación de vacío y confusión. Apenas
como ejemplos podemos mencionar: astrologia, auto-ayuda, homeopatía,
Neuro-lingüística, terapias alternativas, grupos transformacionales, bio-danza,
Control Mental Silva, Tarot, meditación trascendental, vegetarianismo etc. A su
vez, esta parafernalia de conocimientos y técnicas es vehiculada en todo tipo
de cursos, workshops, seminarios, cultos, etc. Además de las personas que
participan y consumen directamente estos discursos y actividades, los hábitos y
creencias relacionados con ellos influyen, conscientemente o no, el
comportamiento de prácticamente toda la sociedad.
Aparentemente,
todas estas prácticas no tienen en común más que un cierto gusto por lo oculto
y diferente, siendo, aparte de eso, desvinculadas y contradictorias entre sí,
provenientes de épocas y tradiciones diferentes. Existe, empero, como primer
elemento unificador, un nombre que las agrupa en el imaginario social: “New Age” o “cultura holística”.
Sin embargo,
para las ciencias sociales, hasta hace poco tiempo, no parecían significar un
hecho cultural único. Creo que lo que influyó para esto, aunque tácitamente,
fue la forma de los ya mencionados diagnósticos de la crisis de la modernidad.
Es verdad que
la cultura holística tiene elementos en común, -no en vano responde a una misma
coyuntura histórica-, tanto con el escepticismo pos-moderno, como con la
resurgida visión religiosa. Comparte con el primero aspectos tales como la
celebración de lo diverso y fragmentario, y la valorización del self y de la experiencia subjetiva. Por
otro lado, la centralidad de lo espiritual y la búsqueda de lo trascendente
pueden llevar a confundirla con la reespiritualización religiosa de que hablan
los neo-conservadores. Sin embargo -por ejemplo- el self de la New Age está
inserto en una fuerte meta-narrativa, que contrasta con el self descentrado supuesto por los teóricos pos-modernos. Por otro
lado, el énfasis que la visión holística da a la persona, como fuente de
perfección espiritual, nada tiene que ver con la visión teísta de las
religiones tradicionales.
En este
trabajo, mientras tanto, se desea explorar la suposición de que existe -en
términos kuhneanos- una “matriz gestáltica”, que articula las diversas expresiones
aparentes. De ser correcto, esto
implicaría que nos encontramos ante un fenómeno cultural específico -y poco
conocido- y no ante simples repercusiones de otras visiones del mundo. Mientras
la mencionada matriz es una estructura significativa viva en la sociedad,
utilizada por miles de personas “legas” para dar sentido tanto al mundo como a
sus vidas cotidianas, ella se ha caracterizado por una cierta invisibilidad
para los sociólogos académicos. Este hecho parece ser debido, en gran parte, a
que las corrientes de que proviene la cosmovisión holística son no-occidentales
(principalmente la filosofía oriental), o tradiciones occidentales relegadas
durante siglos por la hegemonía del racionalismo moderno (como la astrología,
la alquimia o la homeopatía).
Lo que nos
oculta esta manera de ver el mundo parece tener todas las características de lo
que Kuhn llama “diferencia de paradigmas”[1]. Un paradigma es una red de
significados que se interdefinen, y su comprensión no puede ser un proceso
gradual, basado en la observación o la persuasión argumentativa; es, más bien,
una conversión súbita. El científico socializado en un determinado paradigma
padece una cierta “ceguera” hacia un paradigma inconmensurable con el suyo.
Según Kuhn, esta rigidez para la conversión aumenta con la edad y el
comprometimiento del cientista con los supuestos en que fue socializado. En el
caso del fenómeno cultural que estamos estudiando, es entendible que personas
legas, inmersas en una búsqueda desesperada por nuevas fuentes de sentido para
sus vidas, tengan mayor capacidad de realizar una comprensión de ese tipo que
académicos profesionales, sistemáticamente socializados en las coordenadas
filosóficas occidentales.
De cualquier
forma, el fenómeno tiene una incidencia social tan importante, que la
sociología se está interesando crecientemente en él. Existe un convencimiento
de que se puede tratar de una pista importante para inferir la forma de la
moral del siglo XXI.
La captación de
cualquier hecho social no puede ser realizada con categorías inadecuadas. Pero
tampoco puede iniciar de forma totalmente inductiva, principalmente si se trata
de un sistema de creencias en consolidación. Por eso, la investigación empírica
debe ser precedida de un trabajo de definición de las características del
paradigma articulador de las creencias que se habrán de estudiar. Es importante
señalar, por ejemplo, que el propio concepto de “religión”, por lo menos como
se lo entiende habitualmente, parece no ser de ayuda para caracterizar el fenómeno
New Age. Esa categoría, no sólo no
encaja como auto-conceptualización de la cosmovisión holística, sino que su
empleo para abordar las instanciaciones sociológicas hace, necesariamente, que
se pierdan muchas de ellas -y tal vez las más interesantes.
La importancia
de la influencia que el paradigma holístico ejerce refiere a instancias
fundamentales de la reproducción social, que nada tienen que ver con el
contexto religioso. En psicoterapia, es una tendencia ostensible la adopción,
por parte de terapeutas de todas las orientaciones, no sólo de técnicas, sino
de las meta-asunciones de la filosofía holística. En la administración
empresarial de recursos humanos, se está abandonando el sistema clásico de
corte “científico-taylorista”, para incorporar técnicas “expresivas”, basadas
en la necesidad de sentido, bien-estar emocional y auto-realización del
funcionario, y en el estímulo de su espontaneidad y creatividad. En la
educación, nuevas tendencias pedagógicas se basan en ideas sobre la integración
mente-cuerpo, la relación razón lógica-intuición y el papel cognitivo de las
emociones, que sólo son entendibles en el contexto de la concepción holística.
Los grupos de auto-ayuda del tipo Alcohólicos Anónimos -narcóticos, neuróticos,
gordos, “sexólicos”- consiguen el abandono del vicio a través de una
re-significación de la vida en términos de esta cosmovisión.
Estos y muchos
otros ámbitos y actividades sirven como orientación práctica y fuentes de
sentido para personas que, seguramente, no figurarían en ninguna estadística de
adhesión religiosa.
Notas
[1] Kuhn, [1962].
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