La poesía genuina puede comunicar antes de ser entendida.
T. S. Eliot
Siempre supimos que la poesía es dueña de un poder inconmensurable y
misterioso. Y a pesar de que, para muchos, esta clase de expresión requiere
conocimientos previos para ser entendida a cabalidad, basta con leer una pieza
lírica poderosa para que nuestras emociones e imaginación se vean sacudidas,
por decir lo menos. Esto tiene ahora una explicación.
Recientemente, el psicólogo Gillaume Thierry de la Universidad de Bangor
en el Reino Unido realizó un estudio que demostró por primera vez de manera
científica que la poesía, más específicamente su cualidad musical, es captada
por el cerebro humano de manera inconsciente, antes de que su significado
literal sea asimilado. Esto implica que las propiedades rítmicas y armónicas
del discurso poético estimulan partes inconscientes de nuestra mente, y no sólo
eso, también implica la existencia (tantas veces descrita por tantos poetas) de
una estrecha relación entre la intuición y esta
forma de arte.
El estudio de Thierry, publicado en el diario Frontiers inPsychology, registró las respuestas electrofisiológicas
cerebrales de un grupo de sujetos cuando estos fueron expuestos aleatoriamente
a una forma poética tradicional galesa conocida como Cynghanedd.
Todos ellos eran hablantes nativos del galés que no tenían conocimiento de
dicha poesía. El procedimiento implicó que los participantes escucharan
oraciones enteras de un poema y posteriormente indicaran si el segmento era
aceptable o no (en términos auditivos). Sin ser capaces de explicar el porqué
de sus respuestas, la gran mayoría calificó como aceptables aquellas oraciones
que seguían las reglas de dicha forma lírica.
En términos generales, a través del estudio se entendió que los cerebros
de los sujetos estudiados detectaban cuando ciertas repeticiones de consonantes
o vocales en el poema debían estar ahí o no, es decir, anticipaban lo que
seguía de manera inconsciente, como si las reglas poéticas fueron parte de un
inconsciente arquetípico —todo esto segundos antes de entender lo que las
palabras del poema significaban.
Durante la prueba, Thierry y su equipo también estudiaron lo que en
psicología se conoce como el “potencial relacionado con evento” o ERP de los
participantes; este término podría definirse como la respuesta cerebral (en
términos fisiológicos) ante un evento sensorial específico, en este caso la
poesía. Así, se descubrió que en los sujetos estudiados el ERP se daba
fracciones de segundo después de escuchar la última palabra del enunciado, sólo
cuando éste incluía las repeticiones de consonantes y los patrones de
acentuación característicos de los Cynghanedd, y no cuando el
fragmento no tenía dichas características. Es curioso que estas respuestas
cerebrales se dieron, incluso, cuando los participantes no podían identificar
qué fragmentos seguían las reglas y cuáles no, o cuáles eran aquellos que los
estimulaban.
“La poesía es un tipo particular de expresión literaria que transmite
sentimientos, pensamientos e ideas acentuando las restricciones métricas, la
rima y la aliteración”, explica Thierry y esto refleja que el sonido, por sí
mismo, es portador de un significado implícito. El estudio también recuerda la
magia inexplicable que tiene la poesía y nos recuerda por qué aprenderla y enseñarla es tan
importante. Finalmente, los resultados de estas pruebas indican
que la mente humana puede ser inspirada y estimulada, incluso cuando la fuente
del estímulo es desconocida, lo que explica por qué nuestro cerebro ama la
poesía, incluso antes de poder explicarla.
(Faena Aleph)
(Faena Aleph)
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